Por Gonzalo Pérez.
En la película Crash, dirigida por David Cronenberg, James Ballard (James Spader) es un productor de cine que al momento de sufrir un choque en su automóvil se inserta en extrañas experiencias sexuales.
A partir de este accidente y cuando conoce a la Dra Remington (Holly Hunter), con quien había chocado, se acerca a un grupo de personas, liderados por un tal Vaughan (Elias Koteas), que se excitan sexualmente con accidentes automovilísticos y con las personas involucradas, llegando incluso a recrear colisiones de fatales desenlaces.
Cuando Ballard se inserta en este fetichismo, ligado a la carne mutilada, los fierros de prótesis, el sadomasoquismo y el voyerismo, encuentra el real sentido del sexo y el placer.
Cronenberg, que llevó al cine la novela homónima de J.G. Ballard, hace una fuerte crítica de cómo es concebido el sexo en una sociedad cada vez mas “libre” de tabúes, llevándolo a extremos de morbosidad como lo es gozar con choques de autos, excitarse con cicatrices, prótesis y todo lo que haya tenido relación con este tipo de colisiones.
Como lo menciona Vaughan, líder de este “club” de adictos a los choques de autos, “la colisión de un auto es un evento más bien fecundador antes que destructivo. Una liberación de energía sexual que media la sexualidad de los que han muerto con una intensidad que es imposible tener de otra forma”. De esta forma, en esta formidable producción se demuestra la justificación de prácticas sexuales miradas como anormales, pero que permiten a la gente que las lleva a cabo encontrar un punto máximo de intensidad y goce. Los fetiches, el sadomasoquismo y el voyerismo, en este caso, son vistos como una especie de medicina para los perturbados personajes que sólo buscan una cuota de felicidad dentro de una sociedad en que se encuentra todo pactado y normado.
Con la brillante dirección de Cronenberg, la fotografía de Suschitzky y la música de Howard Shore, Crash adquiere una trama aún más intensa. Gracias a los factores técnicos aportados por estas tres personas la morbosidad se incremente aún más, permitiendo que los fierros, tema central del fetiche de los personajes, tengan un cierto grado de erotismo y esteticismo al momento de observar tan poco delicado material
El director canadiense nos muestra a través de esta película el escape de las rutinas, cómo encontrar y recuperar la felicidad a través de estos fetiches, que nos lleva a ver relaciones homosexuales, infidelidades y orgías, siendo estas las que guían y le brindan la trama a una de las obras maestras de Cronenberg.
Ficha Técnica
Dirección: David Cronenberg
Producción: David Cronenberg
Guión: David Cronenberg
Música: Howard Shore
Fotografía: Peter Suschitzky
Reparto: James Spader (James Ballard), Holly Hunter (Dra Helen Remington), Elias Koteas (Vaughan), Deborah Kara Unger (Catherine Ballard), Rosanna Arquette (Gabrielle).
País:Estados Unidos
Año: 1996
Género: drama
Duración: 100 min.
A partir de este accidente y cuando conoce a la Dra Remington (Holly Hunter), con quien había chocado, se acerca a un grupo de personas, liderados por un tal Vaughan (Elias Koteas), que se excitan sexualmente con accidentes automovilísticos y con las personas involucradas, llegando incluso a recrear colisiones de fatales desenlaces.
Cuando Ballard se inserta en este fetichismo, ligado a la carne mutilada, los fierros de prótesis, el sadomasoquismo y el voyerismo, encuentra el real sentido del sexo y el placer.
Cronenberg, que llevó al cine la novela homónima de J.G. Ballard, hace una fuerte crítica de cómo es concebido el sexo en una sociedad cada vez mas “libre” de tabúes, llevándolo a extremos de morbosidad como lo es gozar con choques de autos, excitarse con cicatrices, prótesis y todo lo que haya tenido relación con este tipo de colisiones.
Como lo menciona Vaughan, líder de este “club” de adictos a los choques de autos, “la colisión de un auto es un evento más bien fecundador antes que destructivo. Una liberación de energía sexual que media la sexualidad de los que han muerto con una intensidad que es imposible tener de otra forma”. De esta forma, en esta formidable producción se demuestra la justificación de prácticas sexuales miradas como anormales, pero que permiten a la gente que las lleva a cabo encontrar un punto máximo de intensidad y goce. Los fetiches, el sadomasoquismo y el voyerismo, en este caso, son vistos como una especie de medicina para los perturbados personajes que sólo buscan una cuota de felicidad dentro de una sociedad en que se encuentra todo pactado y normado.
Con la brillante dirección de Cronenberg, la fotografía de Suschitzky y la música de Howard Shore, Crash adquiere una trama aún más intensa. Gracias a los factores técnicos aportados por estas tres personas la morbosidad se incremente aún más, permitiendo que los fierros, tema central del fetiche de los personajes, tengan un cierto grado de erotismo y esteticismo al momento de observar tan poco delicado material
El director canadiense nos muestra a través de esta película el escape de las rutinas, cómo encontrar y recuperar la felicidad a través de estos fetiches, que nos lleva a ver relaciones homosexuales, infidelidades y orgías, siendo estas las que guían y le brindan la trama a una de las obras maestras de Cronenberg.
Ficha Técnica
Dirección: David Cronenberg
Producción: David Cronenberg
Guión: David Cronenberg
Música: Howard Shore
Fotografía: Peter Suschitzky
Reparto: James Spader (James Ballard), Holly Hunter (Dra Helen Remington), Elias Koteas (Vaughan), Deborah Kara Unger (Catherine Ballard), Rosanna Arquette (Gabrielle).
País:Estados Unidos
Año: 1996
Género: drama
Duración: 100 min.
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